martes, 7 de septiembre de 2010

LA ESPIRITUALIDAD EN EL ADULTO MAYOR

El anciano sabe que vive la etapa de su vida en la que hay que arreglar muchas cosas que a lo mejor han quedado pendientes, perdones que haya que pedir y otorgar, expresiones de afecto omitidas y que ahora haya que compensar.

La religiosidad tiene dos orientaciones intrínsecas (individuales) y extrínseca (grupal).
Ambas orientaciones se asocian con la salud en los ancianos; disminuyen la mortalidad cardíaca, el estrés y la depresión; aumentan la satisfacción de vida y el bienestar.

También hay disminución de ansiedad y depresión ante la muerte. Para explicar sus beneficios, se describen mecanismos como el promover un estilo de vida saludable; proveer fe, esperanza y sentido de trascendencia; dar apoyo socio emocional; proporcionar comunicación (el escuchar), relajación y catarsis. Los profesionales deben explorar las creencias religiosas para usarlas como recurso complementario en el tratamiento de los pacientes ancianos.

Las personas que conviven con él (mejor si es la misma familia) tienen que saber brindarle las oportunidades necesarias para que todo quede en orden, para que el anciano pueda recorrer sus propios procesos, se sienta acompañado en los momentos que lo requiera, y que cuando llegue el momento de la partida pueda hacerlo con la satisfacción de que todo ha quedado arreglado y "bien arreglado".

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